Aquí os dejo este increible salto con trampolín, vuelo sin motor y aterrizaje perfecto en una piscina de goma para niños: espectacular y grandioso.
La confección del corto es perfecta. Sus creadores son unos artistas magníficos con un sentido inigualable del humor. Lástima que sea una videotrola.
- El tobogán no es más que una lámina de plástico sin bordes y no es lisa (tiene desniveles). A la velocidad a la que baja, las posibilidades de salirse de la trayectoria son altísimas.
- La distancia de salto es desmesurada. El protagonista de la hazaña más parece lanzado con un cañón que salir de una rampa.
- El aterrizaje es aún más inverosimil: una piscina para niños que no tendrá más de 40 centímetros de agua. Si fuera verdad, la poca agua que hay no habría amortiguado la caída lo suficiente y las lesiones que se habría producido habrían sido terribles. Además lo más lógico es que la piscina se rompiera ante la caída de un cuerpo con ese peso y velocidad.
- Por último: la precisión. Fijémonos en los saltadores de esquí. No siempre caen en el mismo punto. En el hipotético caso de que fuera cierto, habría necesitado de infinidad de intentos fallidos y con seguridad, nuestro protagonista no seguiría de una pieza.
Ya publiqué una broma parecida en este video que trata sobre el despegue con trampolín de un paracaidista ayudado por una gigantesca grúa.
La confección del corto es perfecta. Sus creadores son unos artistas magníficos con un sentido inigualable del humor. Lástima que sea una videotrola.
- El tobogán no es más que una lámina de plástico sin bordes y no es lisa (tiene desniveles). A la velocidad a la que baja, las posibilidades de salirse de la trayectoria son altísimas.
- La distancia de salto es desmesurada. El protagonista de la hazaña más parece lanzado con un cañón que salir de una rampa.
- El aterrizaje es aún más inverosimil: una piscina para niños que no tendrá más de 40 centímetros de agua. Si fuera verdad, la poca agua que hay no habría amortiguado la caída lo suficiente y las lesiones que se habría producido habrían sido terribles. Además lo más lógico es que la piscina se rompiera ante la caída de un cuerpo con ese peso y velocidad.
- Por último: la precisión. Fijémonos en los saltadores de esquí. No siempre caen en el mismo punto. En el hipotético caso de que fuera cierto, habría necesitado de infinidad de intentos fallidos y con seguridad, nuestro protagonista no seguiría de una pieza.
Ya publiqué una broma parecida en este video que trata sobre el despegue con trampolín de un paracaidista ayudado por una gigantesca grúa.
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